dijous, 10 de maig del 2012

Adornar con esta sugerente flor el rostro de María es saber dar gusto con las cosas pequeñas de cada día o sacar chispa y jugo a cada hora y en cada minuto de cada día con el que Dios nos despierta. El “pendiente de reina” simboliza el detalle y el buen hacer. Aquellos que nos decimos cristianos sabemos que lo extraordinario no reside en la apariencia o en el escaparate sino que, por el contrario, intuimos y vemos que en la sencillez descansa el secreto de lo extraordinario. María, con su pequeñez y humildad, supo señalarnos el camino que hemos de seguir los aventureros de Cristo para ser sus testigos: queriendo y amando las cosas de cada día como un servicio a los demás. Lo contrario nos llevaría simplemente a un hacer lo que queremos. Por cierto, esta flor, cuando llega la noche se repliega sobre sí misma. Ojalá que el fruto de este mes de mayo sea precisamente lo contrario en nuestra vida cristiana: desplegarnos para ser testimonio de lo que llevamos y sentimos dentro. Te pedimos María nos ayudes a no avergonzarnos de manifestar nuestra fe en nuestro entorrno y con la gente que nos relacionamos.
Maria Madre nuestra María aparece muy pocas veces en los Evangelios. Por eso llama tanto la atención que haya pasado a la historia con tanta fuerza y tanta claridad. Está claro que para los primeros cristianos eran alguien tan importante que no necesitaron tener muchas cosas escritas de ella. Su recuerdo fue pasando de generación en generación y la sintieron como Madre propia, además de ser Madre de Jesús. También el mes de Mayo, por María, se ha convertido en un mes para recordar a nuestras madres como ya lo hicimos el día 1 de mayo. A menudo no agradecemos lo que hacen con nosotros, lo que hacen en casa, lo que hacen trabajando… Puede ser un buen momento para que les expresemos nuestro cariño y tengamos algún detalle con ellas. Quizá decir hoy: “¡Mamá, qué buena está la comida!...” O ayudar en algo en casa… o charlar un ratito con ella. Piénsalo. ORACIÓN MARÍA, REINA DEL CIELO, ALÉGRATE, ¡ALELUYA! PORQUE JESÚS A QUIEN MERECISTE LLEVAR EN TU INTERIOR, ¡ALELUYA! HA RESUCITADO TAL Y COMO NOS HABÍA PROMETIDO, ¡ALELUYA! PIDE AL SEÑOR POR NOSOTROS, ¡ALELUYA!